POLÉMICOS DE BOQUILLA
Hay días en que me levanto feliz, se lo juro. De esos con ganas de gritarle al mundo que hay esperanza en la Humanidad y la justicia es justa y ecuánime, y todas esas cosas. ¿Cómo no sentir eso cuando el amanecer me sorprende desayunando con la noticia de que Javier Krahe ha sido absuelto por un delito contra los sentimientos religiosos? La cosa tiene su miga y sus
años. Les recuerdo: a finales de los setenta el cantante elaboró un video con instrucciones para cocinar un Cristo. En un par de minutos se explicaba cómo despegarlo de su cruz y, sobre un lecho de cebollas, aplicar mantequilla para introducirlo en el horno, donde al cabo de tres días quedaba listo para servir en la mesa. Bastantes años después, un programa de televisión lo emitió en directo, provocando que el Centro de Estudios Jurídicos Tomás Moro llevara a Krahe y a la productora del espacio en cuestión ante los tribunales.
¿Qué otro veredicto cabría en este país sino inocente? Faltaría más. A ver si uno no va a poder pasar por la turmix las creencias de los demás sin que algún cristiano se ofenda por el simple ejercicio de la libertad de expresión. ¿O no recuerdan, acaso, aquellas simpáticas fotografías con la sin par Lady Gaga vestida de monja mientras era azotada por Jean Paul Gaultier, disfrazado de sacerdote? El colmo de la vanguardia, oyes. Y ahí sigue, dando conciertos por todos esos países de cultura cristiana, mostrando con su carisma y sus vestidos imposibles que la mejor forma de reírse de absurdas creencias como pueden ser resucitar al tercer día o que una paloma embarace a una virgen es parodiándolas.
Una pena que los musulmanes indonesios no gocen del mismo sentido del humor cachondo y jovial que se gasta la Gaga. Porque a no ser que doña Lady considere más respetables dogmas tales como la anulación de la mujer, la guerra santa contra los infieles o la existencia de Alá, no se me ocurre el porqué ha cancelado el concierto que tenía previsto celebrar en ese país. Total, por cuatro amenazas. Precisamente por eso la animo a ejercer sin miedo su libertad de expresión. Todo mi apoyo, de veras. Ideas no me faltan. Por poner solo dos ejemplos: ¿qué tal una sesión de fotos con su amigo Gaultier, pertrechados con hiyab y rotuladores, haciendo caricaturas de Mahoma en cualquier plaza pública de Irán? Imagínense el espectáculo. Gaultier las dibujaría y luego se las daría a Lady Gaga para que las coloreara. Podría luego sumarse Javier Krahe a la fiesta, cocinando las ilustraciones en un microondas o a la sartén –en cuestiones culinarias no me meto-. Y si además les hicieran los coros aquel grupo de chicas que se desnudaron en la capilla de la Universidad Complutense, haciendo el mismo numerito en cualquier mezquita cercana, ya puede ser la irrisión general. Lo nunca visto en cuestiones de libertad de expresión.
Lo que pasa es que, mientras los cristianos agachan la cabecita y como mucho murmuran por lo bajini que eso está feo, algunas religiones son más de no reír ciertas gracias. Ya saben, ris ras y Alá es grande. Pero eso son nimiedades al lado de la sagrada libertad de expresión. En caso de que los radicales se lo pensaran mejor y aparcaran la cimitarra en pos de una buena denuncia en los juzgados de Plaza Castilla, allí estaré yo, apoyando la causa de estos adalides de la libertad de expresión y el respeto a los demás.
Así que venga, échenle huevos.