MEROS INDICIOS: PALABRAS MUDADAS
Hace poco tiempo mudé palabras.
Ingentes cantidades de letras apiladas en las polvorientas hojas de una vieja colección de libros. Las hice trasladarse desde las estanterías del despacho de mi hermana hasta mi biblioteca, a unos quinientos kilómetros de distancia. Fue un viaje tedioso, aunque salpicado por la ilusión del tesoro recién descubierto. Los casi ochenta volúmenes se despidieron de las costas de Almería, recorriendo la huerta murciana para terminar afrontando los fértiles campos de Valencia, disputándose en el trayecto el espacio interior de mi coche, hacinados en huecos imposibles cuya existencia yo mismo desconocía hasta ese momento. Y ahora aguardan ahí, justo frente a mi mesa, ligeramente ladeados. Dickens, Balzac, Faulkner o Víctor Hugo, contemplándome desde su humilde atalaya de Ikea mientras se dirigen miradas de recelo, disputándose la dignidad de ser los primeros en ganar un nuevo lector que se acercará a ellos con esa sempiterna mezcla de curiosidad y abrumador respeto que se adueñan de uno cuando se está ante un grande de la literatura.
Me aproximo a la estantería y aspiro el olor picante que exhalan la tinta y el papel adormecidos. Eternos amantes cuyo despertar está próximo, y que sucederá cuando al abrir la portada la claridad les deslumbre y se desperecen para adoptar la forma y estilo que su autor dispuso en su día. Mis dedos acarician despacio la piel de sus lomos hasta detenerse en uno. El tomo VIII de las obras completas de Benito Pérez Galdós, de la Editorial Aguilar, con anotaciones de Federico Carlos Sainz de Robles quien, por aquel entonces, tal y como se indica en su interior, ejercía como archivero, bibliotecario y arqueólogo, además de Subdirector de la Biblioteca y el Museo de Madrid. En la contraportada del volumen figura una fotografía del escritor canario con pose ausente y relajada, bajo la cual reza la siguiente leyenda: “Retrato de una época en que era ya el novelista indiscutido y empezaba a ser el dramaturgo genial”.
No es un mal comienzo para albergar estas nuevas palabras.
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